El comercio justo se pone las mejores galas en la pasarela
El patio central de la Casa Encendida de la Obra Social de Caja Madrid en la Ronda de Valencia se convirtió el pasado 13 de abril en una pasarela muy especial: los modelos desfilaron con ropa y complementos elaborados, todos y cada uno de ellos, bajo criterios de comercio justo. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, apoyó esta iniciativa de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) con su presencia.
Al término del acto Calvo elogió la belleza de las creaciones y el doble significado de comprar y lucir estas prendas: la originalidad y el apoyo a condiciones justas en materia de salarios, equidad de género, no explotación infantil y respeto por el Medio Ambiente: es decir, apoyo a los productores de los países de Sur. Por lo demás, casacas, pantalones, levitas, fulares y pañuelos de los que la ministra exclamó: «¡me los pondría todos!».
Con la actriz Tete Delgado como ‘maestra de ceremonias’ y un original conjunto de música étnica y de percusión que tocaba en directo, el desfile comenzó con danzas y coreografías de jóvenes con sus cuerpos pintados, que dieron paso a los modelos de las colecciones primavera-verano 2007 y un avance de otoño de productores textiles de países de Asia, África y Latinoamérica.
Con la colaboración de las ONG Alternativa 3, COPADE, IDEAS, Intermón Oxfam y Setem Madrid, el desfile se compuso de piezas de vistosos colores de algodón natural, sedas y otros tejidos orgánicos –sin compuestos químicos o sintéticos– y se vio salpicado por las danzas de los bailarines y el discurso de Teté Delgado, que recordó cifras relacionadas con los millones de personas –el 90% mujeres– que en países del Sur trabajan en el sector textil, niños, etc, que se ven sometidos a condiciones de esclavitud en pleno siglo XXI.
Según dijo, en el mundo más de 100 millones de campesinos y procesadores trabajan, por ejemplo, en el sector del algodón y la industria textil en general, y se estima que más del 80% sufre continuas violaciones de sus derechos laborales más básicos. En el campo del algodón, las nuevas prácticas para conseguir una mayor productividad «está causando problemas sociales y medioambientales», recuerda la CECJ, integrada por 35 organizaciones y tiendas.
Precisamente, la finalidad de este ‘Desfile por una moda justa’ ha sido acercar el comercio justo a la sociedad como una alternativa a esta situación y dar a conocer cómo desde nuestras decisiones de compra en el Norte se puede promover el desarrollo en el Sur; para acabar con estas cifras «vergonzosas y alarmantes», en palabras de Teté Delgado, que animó a la propia ministra y a todos los asistentes a buscar estas prendas en la amplia red de tiendas de comercio justo de Madrid y de toda España.
Equilibrio entre moda y sostenibilidad
En este sentido, Carmen Calvo recordó en declaraciones a la prensa que este tipo de iniciativas son de gran ayuda para recordarnos que este planeta «no nos pertenece», aunque formemos parte de él, y por eso es necesario «cambiar nuestra conciencia» del desequilibrio enorme entre los que vivimos en el mundo desarrollado y los países del Sur, donde «muchas personas no comen y muchas mujeres y niños padecen verdaderas condiciones de esclavitud para satisfacer las necesidades de un mundo con demasiado consumo, demasiada materia y una gran falta de espíritu».
A su juicio, «nosotros seremos los primeros en condenarnos por actuar de esta manera» y ésta es una forma de hacer llegar el mensaje de que «la moda también puede estar en equilibrio con el entorno, con el Medio Ambiente, con las plantas de las que sale el algodón y con los millones de personas que para malvivir tienen que trabajar horas interminables sin que el mundo rico lo valore».
Así, felicitó a la organización y explicó su presencia en la finalidad de «mostrar el apoyo del Gobierno y de mucha gente que ya entiende y es consciente de esta realidad». Fascinada por las colecciones, la ministra confesó que le había sorprendido la originalidad de las prensas «y el valor añadido de las manos de donde salen, la belleza de los lugares de donde vienen y el duro trabajo de quienes las elaboran».
En este sentido, destacó la «belleza sencilla» de los modelos, los ricos tejidos y colores y la espiritualidad, más allá de la materia, que emanan todas las piezas. Como mujer y ciudadana, más allá de su cargo como ministra, Carmen Calvo insistió en que su estilo, más bien ‘hippie’ «como todo el mundo sabe», casa perfectamente con el diseño de todos estos modelos.