Emergencia en Filipinas: «Una ciudad desesperada por sobrevivir»
Los árboles están arrancados de la tierra y permanecen tirados a los lados de la carretera. Los edificios han sido reducidos a escombros. La electricidad permanece inactiva. Los barcos yacen en el suelo de las calles y hay camiones de seis ruedas volcados.
Esto es lo que veo en las calles de la ciudad de Tacloban, área devastada por el tifón Haiyan o Yolanda. Tacloban nunca había sufrido una devastación similar. Antes de que el tifón Haiyan destrozara la ciudad el pasado viernes, este era un lugar precioso. Ahora, todo está por los suelos. Llevamos viajando todo el día, mis compañeros de Plan Internacional y yo, para llegar al área afectada pero el panorama devastado nos impide llegar con normalidad.
Estamos a las afueras de la ciudad de Tacloban, sólo a 5 ó 10 minutos de distancia, eso dice el conductor, pero la escena es absolutamente caótica. Las carreteras son muy estrechas y lo único que puedo ver es gente caminando.
Cuando ves esto, cuando lo sientes y lo hueles te das cuenta de lo horrible que ha sido. Tan pronto como nos vamos acercando, el olor de los cadáveres impregna el ambiente. Muchos de ellos están hinchados, al lado de la basura y la gente los ignora.
Aquí no hay agua ni comida alrededor, no hay nada. La gente está desesperada intentando encontrar algo que comer.
Los niños y las niñas llevan paquetes de fideos y alimentos secos, cogen todo lo que puedan encontrar entre los escombros de las tiendas destrozadas. Es complicado pararse a preguntar cómo se sienten cuando están sobrecargados con una situación desbordante para cualquiera.
Ahora, los saqueos son constantes porque toda esta gente está desesperada por sobrevivir.
Están ante un panorama desolador, y por un momento me paro a pensar si yo haría lo mismo en esta situación.
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