Entrevista a la Dama de Blanco Gisela Sánchez, esposa del ex preso político Antonio Díaz
Con gesto aún triste y cansado, pero aliviados. Así estaban Gisela y Antonio a los pocos días de llegar a España. “Aquí las cosas han ido bien, la atención ha sido muy buena por parte de las personas que nos han atendido, todo muy bien, desde el primer día”.
Ser excarcelado en las condiciones en que han salido los últimos presos políticos cubanos, lejos de lo que muchos puedan pensar, no ha sido enteramente un regalo, y no lo ha sido porque no ha habido tiempo ni capacidad de decidir dónde empezar de nuevo. “El reencuentro con Antonio fue a lo primero algo tormentoso, porque para él, como para todos los demás presos, ha sido difícil salir de la cárcel y directamente viajar a un país extranjero. Y entonces, he tenido que también lidiar con esta situación, ya que salen muy atormentados y confusos”, nos confiesa Gisela.
Sin embargo, sí que los últimos siete años de lucha y dolor parecen quedar atrás. “Estos años han sido terribles. Sobre todo los primeros años cuando les aplican a ellos este régimen de máxima crueldad, como decimos nosotras”. Y en estos años duros, ella fue una Dama de Blanco más clamando libertad. “Las condiciones en las cárceles para ellos eran muy duras: teníamos fechas de visitas muy distanciadas unas de otras, los enviaron a cárceles que estaban muy lejos, en el caso de Antonio estaba en Holguín que eran más de
Aún duelen en la mirada de Gisela esos recuerdos. “Ya después con el transcurso del tiempo fueron mejorando estas condiciones, y ya por ejemplo les permitían más libras de alimento, de aseo, o de literatura, que eran necesarios para la vida que estaban haciendo”.
Como la mayoría de los presos de conciencia cubanos, Antonio estuvo muy delicado de salud. “Mi esposo al año y medio empieza a presentar problemas de salud, porque él estuvo más de siete meses en una celda sin iluminación, lo que le aceleró la pérdida de visión. En un chequeo posterior le salieron varias enfermedades…”.
Fueron años difíciles, y están cansados. “Fue un constante batallar”, las palabras de Gisela y sus ojos humedecidos lo dicen todo.
Aunque consciente del riesgo que corría su esposo al participar activamente y de forma pacífica en proyectos democráticos – pues Antonio fue uno de los promotores del Proyecto Varela-, Gisela no espera que el régimen castrista fuera tan cruel con los que no están de su lado. “Esperaba que fuera encarcelado, lo que no nos esperábamos es que fueran altas condenas”.
Qué futuro espera el pueblo de Cuba, le pregunto y Gisela contesta: “La verdad, dada la experiencia no tengo idea de qué pueda pasar allá. Los cubanos tenemos que estar siempre preparados para cualquier cosa, para las buenas y las malas, y más para las malas que las buenas…”, concluye pensativa.
Su apoyo a Antonio ha sido siempre desde el amor incondicional de esposa, porque antes de ser Dama de Blanco Gisela no participaba de la oposición. “Yo estaba al margen de esas cosas, no participé en esos proyectos, lo apoya como esposa”. Ese es quizás el mejor regalo que Antonio ha podido recibir en este tiempo.