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España no se libra en el Informe Anual sobre los derechos humanos de Amnistía Internacional

22 de febrero de 2017 | Defensa y protección animales

INFORME-AMNISTIA

Amnistía Internacional ha publicado su Informe correspondiente al año 2016 y 2017 sobre la situación de los derechos humanos. El cual denuncia el riesgo de un efecto dominó a medida que algunos Estados poderosos dan marcha atrás en sus compromisos con los derechos humanos. Además, recalca que España no se queda al margen en el menoscabo de derechos, sobre todo a los que se refieren a las personas inmigrantes, refugiadas y de limitaciones de los derechos a la libertad de expresión.

La organización ha alertado sobre la creciente manipulación de los gobiernos y políticos. Por lo que llama a los ciudadanos a que hagan presión para que se garanticen los derechos fundamentes.

El Informe presenta un análisis especialmente exhaustivo del estado de los derechos humanos en el mundo, que abarca 159 países. Advierte en él de que las consecuencias de la retórica del “nosotros contra ellos” con que se elabora la agenda en Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo están fomentando un retroceso en materia de derechos humanos y debilitando peligrosamente la respuesta global a las atrocidades masivas.

«Han utilizado discursos de culpa, de odio y miedo con el objetivo de ganar votos» ha manifestado Arancha Vicario, presidenta de Amnistía Internacional España. Alerta que esta situación solo nos va a llevar a un mundo «más caótico y peligroso» y destaca que los límites de lo que se considera aceptable han cambiado, recalca la presidenta.

Por otro lado, el director de Amnistía Internacional en nuestro país, Estebán Beltrán, ha insistido en que la política de demonización no se queda en retórica, «sino en políticas reales con impacto en la vida de la gente».

La organización también ha hecho hincapié en las políticas de los autodenominados «presidentes antisistemas que persiguen y convierten en chivos expiatorios a grupos enteros de personas» y pone como ejemplo medidas de Donald Trump como el veto migratorio, del presidente húngaro Viktor Orbán con los refugiados o del turco Recep Tayyip Erdogan con la encarcelación de militares, profesores o periodistas tras el fallido golpe de Estado.

El informe también señala las campañas de represión de China, Egipto, Etiopía o India. Mientras que Filipinas continuaba con su guerra contra las drogasen la que han muerto más de 70.000 personas en ejecuciones extrajudiciales. A la vez que Siria continúa la impunidad de los crímenes de guerra y los abusos contra los derechos humanos. Allí a los ataques indiscriminados contra civiles hay que sumarle el encarcelamiento, tortura, desaparición o huida del país de un gran número de activistas.

Concretamente el pasados año 36 países violaron el Derecho Internacional al devolver ilícitamente a personas refugiadas, en 23 se cometieron crímenes de guerra diariamente y en 22 se mató a defensores de derechos humanos.

La ONG critica que muchos Estados «han aprobado a toda prisa medidas antiterroristas que iban en detrimento de los derechos humanos» y considera la identificación entre refugiados y terroristas como una de las cosas más peligrosas que dejó 2016 ya que «no parte de ninguna evidencia». Además defiende que la política europea de refugiados no es ineficaz, si no que su único objetivo es «reducir drásticamente su número».

Con este objetivo se firmó el acuerdo «marrullero» con Turquía que, según AI, se basa en la «premisa falsa» de que el gobierno de Erdogan ofrecía a quienes solicitaban asilo todas las garantías de protección que tendrían en la UE.
Amnistía recuerda también el cierre en marco de la ruta de los Balcanes a través del norte de Grecia como la segunda iniciativa para impedir la llegada de refugiados a Europa.

Sin embargo España no se queda muy lejos de la vulneración de los derechos humanos. Por un lado la acogida de personas refugiadas sigue siendo insuficiente. España se comprometió con la Unión Europea a recibir 17.00 0 personas y solo ha acogido a 1.034 desde el año 2015.

Por otro, se ha utilizado el delito de «enaltecimiento de terrorismo» para limitar desproporcionadamente la libertad de expresión. Es el caso, entre otros, de Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez, titiriteros de la compañía «Títeres de abajo» y encarcelados por sacar un cartel en el que se leía «Gora Alka-ETA» en el transcurso de una representación de marionetas.

Mientras tanto, la impunidad es una tendencia en las violaciones de derechos humanos: los miembros de fuerzas de seguridad implicados en el uso excesivo de la fuerza rara vez son identificados, y los casos de tortura siguen sin investigarse adecuadamente, al igual que los crímenes contra el derecho internacional, como los cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo. Este es el caso de Ester Quintana, que perdió un ojo en noviembre de 2012 tras el impacto de una pelota de goma durante el transcurso de una manifestación, los policías implicados en el incidente fueron absueltos en mayo de 2016 al no poder demostrarse quién había disparado. Ese mismo mes, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminaba por octava vez desde 2010 que los casos de torturas y malos tratos en España no se investigaban adecuadamente. La impunidad para los miembros de las fuerzas de seguridad que recurren a este tipo de prácticas se consolida por la falta de investigación.

Al igual que ocurre con los crímenes de derecho internacional cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo porque las autoridades españolas siguen sin investigarlos o impiden la investigación llevada a cabo por tribunales argentinos. Se niega así el derecho a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas y sus familiares.

Beltrán concluye alertado sobre una nueva agenda deshumanizadora de los políticos y «cuando desde el poder se deshumaniza a poblaciones enteras, las violaciones de derechos humanos se precipitan”. Por ello, la organización hace un llamamiento a la sociedad a unirse para defender los derechos humanos, «los estados no defenderán ni garantizarán los derechos humanos sin una presión concertada de la sociedad» sentencia Beltrán.

Para leer el Informe Anual de Amnistía Internacional pincha aquí.