Especies nuevas como consecuencia de la acción humana

Desde hace varias décadas, los humanos parecen estar jugando a «ser Dioses». Los avances científicos y tecnológicos han permitido llevar a cabo investigaciones que van más allá de la mera ciencia:  la clonación o la creación de especies ya no es algo que sólo ocurra en las películas.

Todo comenzó con Dolly, la oveja clonada a partir de una célula adulta en 1996. Desde que se consiguiera este ‘hito’ científico, muchas son las especies que los científicos han ido modificando dando lugar a nuevos animales.

Un ejemplo de ello son los Glo Fish o Pez luz. Partiendo de un pez cebra, los investigadores han conseguido crear un pez fluorescente mediante la modificación de su ADN. En concreto, han introducido fragmento de ADN de medusas fluorescentes en este tipo de pez para dar lugar a esta nueva especie, que hasta se comercializa.

En el caso de los mamíferos, las nuevas especies creadas son abundantes. La mayoría son el resultado de la intervención humana, que ha creado híbridos entre varios tipos de animales de las mismas familias. Este es el caso del ligre, un cruce entre un león y una tigresa que da como resultado un animal de hasta cuatro metros y media tonelada; o del tigón, en el que se cruza a un tigre y una leona.

Además de estas especies creadas directamente por los humanos, han surgido otras creadas indirectamente. Es decir, con motivo del cambio climático o de la tala de los bosques, muchos animales han tenido que abandonar su hábitat y pasar a relacionarse con otras especies. Un buen ejemplo de ello sería el Grolar, un híbrido entre un oso polar y un Grizzly; éstos han aparecido debido a que los osos polares han ido abandonando el Ártico por el deshielo y han encontrado su nuevos hogares allí donde viven los Grizzlies.

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