Greenpeace acusa al gobierno mexicano de ocultar las cifras de deforestación
EP/Madrid
La ONG Greenpeace Internacional acusó al Gobierno mexicano de ocultar las cifras reales de deforestación en el país, «a pesar de no tener evidencia científica que lo respalde», asegurando que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) «insiste» en afirmar que esta tasa «se ha reducido a menos de la mitad durante esta administración». Sin embargo, denuncian, «la información de la Secretaría se basa en datos amañados y carece de respaldo científico».
«Resulta incomprensible que el secretario de Medio Ambiente, José Luis Luege, insista en mantener la mayor mentira ambiental de este milenio afirmando que el ritmo de deforestación se ha reducido a casi a la tercera parte a partir del año 2000 hasta la fecha, es decir, apenas 234.000 hectáreas por año», señala el coordinador de la Campaña de Bosques y Selvas de la ONG, Héctor Magallón.
«Esta mentira empezó con Alberto Cárdenas y ahora la repite el actual secretario», añade. Sin embargo, los estudios científicos independientes «la contradicen y ha generado suspicacia entre académicos y funcionarios», afirma.
Como ejemplo, en el II Estudio Estatal de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) se afirma que «no existen datos fiables de la pérdida o ganancia de cobertura vegetal del país, pero se calcula que en México la tasa de deforestación entre 1970 y 1990 fue de alrededor de 800.000 hectáreas por año».
Para la década posterior, SEMARNAT considera que se deforestaron 260.000 hectáreas por año, lo que sería «un muy buen signo de la efectividad de las políticas ambientales previas, pero desafortunadamente esta información es difícil de confirmar», agrega Greenpeace.
Por otro lado, los estudios elaborados por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicados en revistas científicas estiman que la tasa de deforestación de México es de entre 500 y 600.000 hectáreas por año, en tanto que la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT), estima que es de 400.000.
«Las principales causas de deforestación en nuestro país son la conversión de los bosques en potreros para ganado y tierras de cultivo, y sobre todo la tala ilegal» –82% y 8% de la deforestación respectivamente–, explica Magallón.
Los principales programas de SEMARNAT para la conservación de los bosques y la la reforestación, «sólo combate los incendios y las plantaciones forestales comerciales, pero no atienden al resto de problemas», dice. «¿Cómo se atreve a a afirmar que la deforestación ha disminuido?», se pregunta la ONG. «Sólo mediante la manipulación de los datos se puede entender una reducción ‘ficticia’ en la tasa de deforestación en nuestro país», continuó Magallón.
«Manipular» datos
Un ejemplo «claro» de esta manipulación apuntado por Greenpeace es la eliminación de los matorrales en la definición de bosques. Con este cambio «se excluye de las cuentas de deforestación a este ecosistema y a grandes superficies de manglar y de selva baja caducifolia, «con lo que la suma total de deforestación disminuye».
A su juicio, «no existe razón para excluir a los matorrales de la definición de bosques de nuestro país». De hecho, la propia ley «incluye a estos ecosistema dentro de las zonas boscosas ya que define a la vegetación forestal de zonas áridas como aquélla que se desarrolla en forma espontánea en regiones de clima árido o semiárido, formando masas mayores a 1.500 metros cuadrados».
«No hay motivo para no considerar a los matorrales dentro de la definición de bosque en nuestro país y al hacerlo se excluyen grandes extensiones de manglar y selva baja caducifolia, dos de los ecosistemas más importantes y que más rápidamente están desapareciendo», insiste el experto de Greenpeace.
Cambiar la definición puede generar una disminución «artificial» en la tasa de deforestación reportada «pero no cambia la realidad», agrega. «México está perdiendo sus bosques a un ritmo que sólo superan Brasil, Indonesia, Sudán y Zambia», alerta.
Esta situación «no cambiará mientras las políticas públicas del sector sigan excluyendo al 65% de nuestros bosques y selvas (36 millones de hectáreas), que carecen de apoyos y son susceptibles de sufrir tala ilegal y de ser convertidos en potreros y tierras de cultivo», recalca.
«Actualmente se destina sólo el 0,11% del presupuesto federal a la conservación de los bosques y sólo el 0,018% a apoyar la gestión forestal sostenible de las comunidades que en conjunto poseen el 80% de las zonas forestales de nuestro país», concluye Magallón.