Guatemala y El Salvador ponen fin a los matrimonios de niñas
Varios países de Centroamérica se han sumado a la hora de prohibir los matrimonios infantiles que aún estaban vigentes en sus legislaciones. Honduras, Panamá y Costa Rica ya habían llevado a cabo esta ley con anterioridad. Ahora, se han sumado Guatemala y El Salvador para poner fin a la práctica que obligaba a miles de niñas a casarse con los violadores que les habían dejado embarazadas, en muchas ocasiones, incluso llegando a triplicar la edad de las pequeñas.
Un informe elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), bajo el nombre “Me cambió la vida: uniones tempranas, embarazos y vulneración de derechos en las adolescentes”, puede recoger los últimos testimonios de las mujeres que cuentan su sufridora historia habiéndose casado siendo menores de edad.
Una joven de Guatemala relata: “No hay oportunidades para nosotras. No hay trabajo, ni estudio, ni apoyo psicológico cuando a uno le pasan estas cosas”.
Una realidad silenciada por la sociedad que parece, está llegando a su fin. El Congreso de Guatemala y El Salvador ha dado el visto bueno al decreto que sustituye uno anterior aprobado en 2015 donde se aumentaba la edad de 14 a 18 años de las niñas para contraer matrimonio.
Un juez, se encargaba de autorizar el matrimonio de las menores que habían cumplido los 16 años. Ello provocó, que aquellas pequeñas que habían sido violadas y embarazadas, estuviesen obligadas a casarse con su agresor.
El Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), recogió datos del país centroamericano y estimaron que cerca de 360.000 embarazos en menores de junio se produjeron entre enero y junio de este año.
En general, en América Latina, el 24% de las mujeres que actualmente tienen entre 20 y 24 años, contrajo matrimonio siendo menores de edad. Una realidad que ha sido denunciada y alertada por la ONU y cuya presión ha permitido que leyes como la de hoy aprobada en los dos países latinos ofrezcan los derechos humanos que se reclaman sobre las mujeres.
