INTERVIDA alerta de las consecuencias que la erupción del volcán Tungurahua tiene en la salud de los damnificados
Madrid (27/02/2008). Dos semanas después de que comenzase la erupción del volcán Tungurahua en Ecuador, que ha afectado a miles de personas, continúa la caída de rocas y ceniza en cantidades moderadas pero constantes, lo que ha provocado que muchas personas continúen todavía en albergues para protegerse de posibles erupciones. Además, cuando hay una erupción fuerte, la ceniza es como una neblina gruesa y son necesarias mascarillas y gafas para protegerse.
La situación en los albergues comienza a ser preocupante. Tienen alimentos para pocos días más, ya que no cuentan con reservas alimenticias en caso de emergencia. El sistema de almacenamiento de los productos no es el adecuado, por ejemplo, los lácteos, que necesitan conservarse en frío, están al aire libre por falta de refrigeradores suficientes para almacenar las donaciones. Tampoco cuentan con licuadoras, por lo que una parte de las frutas y verduras donadas se está desperdiciando.
Estas poblaciones padecen un déficit calórico importante puesto que ingieren menos calorías de las que consumen. Esta situación es especialmente grave en los niños, ya que se encuentran en periodo de crecimiento y estas deficiencias nutricionales pueden influir de manera dramática en su desarrollo.
La población tiene una ingesta inadecuada de alimentos de origen animal, por lo que el nivel de proteínas y micronutrientes es insuficiente, la base de su alimentación son los carbohidratos simples. Sus cultivos se basan sólo en cuatro productos –frijol, col, papa, mora y, una vez al año, maíz– y la mayor parte de la producción es para la venta, por lo que el consumo de alimentos es limitado tanto en calidad como en cantidad y se desconocen alternativas de consumo para mejorar el aporte nutricional de la dieta como la diversidad de cultivos.
Además, por la actividad volcánica, la producción de los cultivos ha disminuido, así como la ganadería, por lo que sus ingresos económicos no cubren sus necesidades básicas para sobrevivir. En algunas zonas, se llega a ver un cementerio de sembrados y toda la vegetación cubierta por una capa gruesa de ceniza. Los cultivos que no están muertos, tienen muy pocas probabilidades de sobrevivir durante mucho más tiempo en estas condiciones.
El miedo a perder lo poco que les queda hace a muchas personas quedarse en sus comunidades, unas zonas de alto riesgo para la salud, tanto en caso de una erupción del volcán como por la caída extrema de ceniza. Aunque la mayoría de los evacuados se quedan por la noche en los albergues, cada mañana, regresan a sus comunidades, en las laderas del Tungurahua, para seguir con sus labores agrícolas y llevar a sus animales hacia los pastos más altos y más cerca del volcán, donde los niveles de ceniza son mucho mayores. A pesar de tener mascarillas o bufandas como protección contra la ceniza, a la gente no le gusta usarlas, salvo en caso de caída muy fuerte de ceniza, lo cual puede ocasionar problemas crónicos y serios en la salud.
La ceniza volcánica ataca principalmente al aparato respiratorio, la piel y los ojos. La irritación de las vías respiratorias, determinada por el tamaño de las partículas respirables, causa rinitis, amigdalitis, laringitis y empeoramiento de la sinusitis. Por otro lado, la inhalación de esta ceniza provoca que dolencias crónicas como la bronquitis, el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas puedan complicarse. La ceniza actúa a nivel de la conjuntiva de los ojos como un cuerpo extraño; el dióxido de silicio del que se compone la ceniza afecta directamente a la conjuntiva y a la córnea, produciendo abrasiones, mientras que en la piel, la ceniza provoca irritaciones. Estos efectos son más marcados en los niños, que suelen tener una tos persistente.
INTERVIDA ha apoyado a dos refugios y a 710 familias evacuadas, proporcionándoles productos sanitarios y de aseo como jabón, papel higiénico o pasta de dientes. Como hay un importante número de mujeres y niños también se necesitan toallas sanitarias y pañales. Además, se han entregado colirios, mascarillas para la protección de las vías respiratorias y crema para eczema de contacto, provocado por la ceniza que emana del volcán.