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INTERVIDA denuncia que las mujeres del África subsahariana siguen discriminadas, a pesar de ser el motor de la economía

16 de septiembre de 2015 | Todas

Madrid (19/10/06). La mujer en el África subsahariana aporta entre el 60 y el 80% del trabajo de producción de alimentos, ya sea para consumo en el hogar o para su venta, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). A pesar de estos datos, ha sido hace relativamente poco tiempo cuando ha empezado a reconocerse la importancia del papel que desarrollan como productoras y suministradoras de alimentos, así como su decisiva contribución a la seguridad alimentaria del hogar.

El número de hogares encabezados por mujeres registra un aumento considerable en las áreas rurales de muchos países en desarrollo, al emigrar los hombres hacia zonas urbanas por falta de oportunidades. En el África subsahariana, las mujeres encabezan el 31% de los hogares rurales. En Etiopía, las mujeres están al frente del 21,3% de los hogares rurales y el 35,4% de los hogares urbanos. Muchas de ellas son madres solteras, divorciadas, viudas, ancianas o inválidas, en definitiva, mujeres con escaso poder social.


Un reciente estudio de la FAO asegura que pertenecer a un hogar encabezado por una mujer en ciertas zonas rurales del sur de Etiopía significa tener un 35% más de probabilidades de ser pobre, frente al 8% de los hogares liderados por un varón. El limitado acceso de la mujer a los recursos y su escaso poder adquisitivo derivan de factores sociales, económicos y culturales que la relegan a un papel secundario. A pesar de ser la columna vertebral de la producción y suministro de alimentos de consumo familiar, en los países en desarrollo persisten las restricciones en el acceso de las mujeres a los recursos y servicios vitales para su subsistencia.


Las mejoras en materia de seguridad alimentaria y nutrición de la familia están asociadas al acceso de las mujeres a los recursos económicos y al papel que desempeñan en las decisiones que se toman en el seno del hogar. Son las mujeres las que velan por la salud y alimentación de sus hijos, algo que anteponen a sus propias necesidades. Pero, cuando los recursos son escasos, no hay mucho para repartir. De hecho, el 45% de la población etíope vive por debajo del nivel de pobreza absoluta, es decir, subsisten con menos de 0,80 euros al día; y más de la mitad de la población, el 54%, padece desnutrición. Prácticamente la mitad de los niños etíopes menores de 5 años presentan un peso y una altura inferiores a la media para su edad.


La educación es uno de los instrumentos más poderosos para reducir la pobreza y la desigualdad, y para sentar las bases de un crecimiento económico sostenido. En el mundo rural la falta de estudios entre las mujeres es muy alta, del 84%, frente al 68% de los hombres. INTERVIDA, consciente del reto que supone acercar la educación a la población rural y en especial a las mujeres, ha puesto en marcha, en colaboración con la Prefectura Apostólica de Gambella, tres albergues para estudiantes de secundaria con el objeto de evitar el abandono de los estudios de muchos jóvenes etíopes que viven alejados de los núcleos educativos. Con este proyecto, que asegura a la población joven de Etiopía el acceso a la educación, se pretende que ésta sea el eje para ayudar a crear una sociedad basada en la paz y el conocimiento, reforzando culturas y tradiciones, y así incrementar el potencial intelectual y económico del país.


Además, INTERVIDA y la Prefectura Apostólica de Gambella trabajan juntas apoyando otras iniciativas, como actividades agrícolas para reducir la inseguridad alimentaria de la zona. También han llevado a cabo un proyecto que garantiza el acceso a varios servicios sociales básicos como la educación preescolar, el agua potable y sistemas sanitarios, todos ellos cruciales para lograr un desarrollo integral y mejorar las condiciones de vida de la población.