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INTERVIDA recuerda que más de 1.250 millones de personas están amenazadas por la desertificación en el mundo

16 de septiembre de 2015 | Todas

Madrid (16/06/06). En 2006, Año Internacional de Lucha contra la Desertificación, se va a cumplir una década de la entrada en vigor -el 26 de diciembre de 1996- de la Convención de las Naciones Unidas contra la Desertificación. Se estima que más de 250 millones de personas se hallan afectadas por la desertificación y alrededor de 1.000 millones están amenazadas por ella. La Convención define la desertificación como la degradación de las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. La degradación de la tierra es un problema de alcance mundial con carácter ambiental, económico y social.


 


Los primeros efectos perjudiciales de la desertificación se sufren en la superficie fértil de la tierra, el manto vegetal y los cultivos tradicionales. Para muchas de las poblaciones empobrecidas con quienes INTERVIDA trabaja, la dependencia del suelo y de los cultivos es casi absoluta. Las prácticas agrarias inadecuadas y el manejo agresivo de los bosques y la vegetación provocan la reducción de los recursos hídricos disponibles, dificultando el futuro de estas comunidades, que se basan principalmente en una agricultura de subsistencia.


 


La desertificación es un proceso que se debe casi exclusivamente a la acción directa o indirecta del ser humano y sus efectos son desastrosos para el desarrollo de aquellas comunidades que la sufren. Por un lado, las tierras están cada vez más degradadas por los malos usos agrícolas, como la intensificación de los cultivos -que agota la capacidad productiva del terreno- y el uso de plaguicidas y abonos químicos sin implementar medidas de conservación del suelo. Por otro lado, durante décadas se han venido realizando emisiones de gases de efecto invernadero y se han destruido algunos bosques que podrían haber absorbido parte de estas emisiones. La deforestación y la eliminación de los bosques supone la destrucción de la barrera más eficaz contra la erosión y la degradación de la tierra.


 


América Latina y el Caribe cuentan con la mayor reserva hidrológica y con las reservas más extensas de tierra cultivable del planeta. Sin embargo, esta región tiene también grandes extensiones de bosques y selvas amenazadas por deforestación y un total de 313 millones de hectáreas afectadas por la desertificación. El 16% de la tierra de esta región está degradada aunque en México y América Central este problema alcanza al 26% de la tierra.


 


En América Central, como en otras regiones, existe una gran presión sobre el suelo debido a la agricultura de supervivencia y a la agricultura de exportación, relacionadas ambas con una economía muy dependiente por la falta de otros recursos económicos, lo que obliga al uso intensivo del suelo. Países como El Salvador y Guatemala, donde trabaja INTERVIDA, sufren preocupantes procesos de deforestación. De hecho, El Salvador es el segundo país más deforestado de Latinoamérica y más del 50% del territorio nacional está siendo utilizado de forma inadecuada. Estos países sufren lluvias durante la mitad del año -muchas veces torrenciales- y, al estar los terrenos desprotegidos (algunos de gran pendiente), arrastran miles de toneladas de suelo anualmente.


 


INTERVIDA apoya y desarrolla proyectos de mejora de los sistemas agrícolas, impulsando sistemas de cultivo responsable que mejoren la productividad pero que a la vez protejan el suelo, permitan la infiltración del agua de lluvia y hagan compatible el desarrollo económico con el funcionamiento natural del ecosistema.


 

Además, se llevan a cabo proyectos de reforestación y de creación de sistemas agroforestales para la protección de las fuentes de agua, para la reducción de la pérdida de suelo y, por supuesto, para la minimización de los riesgos naturales. En los últimos cinco años, se han producido más de 416.000 plantones (nuevos árboles) en estos dos países en más de 120 viveros forestales creados. A partir de estas plantas, se han forestado más de 300 hectáreas con especies forestales diversas: maderables, de protección, frutales y de explotación como cacao, mango, aguacate y naranjo, entre otros. También a lo largo de este año se van a reforzar las acciones de carácter ambiental relacionadas con la conservación de recursos naturales, principalmente suelos y agua.