La justicia británica establece una sentencia histórica al atribuir la muerte de una niña a la contaminación
Es un hecho que la contaminación es una de las causas de muerte de muchas personas. Según los datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), hasta siete millones de personas mueren en el mundo por la contaminación. En España, murieron 30.000 personas en el año 2019. Unas cifras bastante elevadas.
En el entorno judicial nunca había habido una sentencia tan clara. El caso de Ella Kissi-Debrah ha dado la vuelta al mundo convirtiéndose en un dictamen histórico.
En febrero del año 2013, Ella Kissi-Debrah con tan solo nueve años moría tras un gran ataque de asma después de haber estado sufriendo ataques interrumpidos durante tres años. La pequeña vivía cerca de una carretera muy concurrida de Lewisham (municipio situado al sudeste de Londres).
En 2014, la justicia determinó que la niña murió de insuficiencia respiratoria. Sin embargo, esta sentencia sería posteriormente anulada en 2019, cuando se ordenó una nueva instrucción debido a la aparición en 2018 de un informe de Stephen Holgate sobre la contaminación del aire. El reputado experto encontró una conexión entre los picos de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) y los ataques de Ella.
Cuando se reanudaron de las investigaciones, el forense Philip Barlow tras la revisión de las evidencias tuvo claras las causas de su muerte. Estableció como causas de la muerte, por este orden, la insuficiencia respiratoria aguda, el asma que padecía Ella y la exposición a la contaminación ambiental.
«Ella murió de asma debido a la exposición a una contaminación atmosférica excesiva», sentenció el juez.
Después de su muerte, su madre Rosamund Addo-Kissi-Debrah no dejó de buscar una segunda opinión acerca de la muerte de su hija tras de la primera sentencia. De hecho, cofundó la fundación Ella Roberta Family, que lleva a cabo varias campañas para conseguir un mejor tratamiento del asma y en defensa del aire limpio, y piensa que este veredicto es un hecho «histórico».
