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Más de 100 millones de niños viven en las calles según Intervida

16 de septiembre de 2015 | Todas

Madrid (20/11/06). La Asamblea General de Naciones Unidas recomendó en 1956 que se instituyera en todos los países el Día Universal de Niño, una fecha que se dedicaría a la fraternidad entre los niños y niñas del mundo entero y se destinaría a promover su bienestar. Cincuenta años después, INTERVIDA quiere recordar que, incluso en los países más desarrollados, se siguen vulnerando los derechos de los menores de 18 años, que representan el 35% de la población de todo el mundo y casi la mitad de los habitantes de los países menos adelantados.

El 20 de noviembre, además, es el aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada en 1959, y la Convención de los Derechos del Niño de 1989, que defienden un mundo en el que las vidas de los niños no estén amenazadas por las guerras, el trabajo infantil, la explotación sexual y otras formas de violencia. Una violencia a la que están más expuestos ciertos grupos de niños, como los que tienen discapacidades, los que pertenecen a minorías, los refugiados y los llamados “niños de la calle”.


El número exacto de niños de la calle es muy difícil de determinar. No obstante, algunos organismos como Unicef calculan que existen al menos 100 millones de niños en todo el mundo –18 millones de ellos en India– que viven en las calles a causa de la pobreza, el abandono o la desestructuración familiar. Incluso en los países más ricos del mundo industrializado, la cifra de niños de la calle continúa aumentando paralelamente al crecimiento de las ciudades.

Con el objetivo de subsanar el desamparo en el que viven los niños de la calle de India, INTERVIDA fundó el 30 de noviembre de 2005 el centro de acogida ‘Shradha Balangan’ en Nashik, una de las ciudades de peregrinación religiosa más visitadas del país, a orillas del río Godavari. A punto de celebrar su primer año de vida, el ‘Shradha Balangan’, que significa “devoción” y “espacio para los niños” en maratí, es un hogar de puertas abiertas para estos niños y niñas, un espacio donde pueden lavarse, jugar, comer y descansar, lejos del abandono y los peligros de la ciudad. Una enfermera les cura también las llagas y heridas que la mayoría de ellos tienen en la piel por pasar tanto tiempo descalzos y sin una higiene adecuada.

Los pequeños que acuden al centro lo hacen por propia voluntad, como no podría ser de otra manera ya que, debido a la vida que llevan, están acostumbrados a ir y venir sin dar explicaciones a nadie y valoran su libertad por encima de todo. INTERVIDA les proporciona una educación no-formal con la que los niños reciben información sobre el distrito en el que viven, su país y el mundo en general. Los maestros les cuentan cuentos sobre la historia y la vida de personajes ilustres, y aprenden nociones básicas de lectura, escritura y operaciones matemáticas simples. El objetivo de esta educación es despertar en los pequeños el interés por asistir a una escuela formal, lo que han conseguido ya doce de los niños del centro, de los cuales tres son niñas.

El equipo de INTERVIDA también organiza charlas informativas destinadas a los agentes de policía sobre la situación de estos niños y los derechos que tienen, ya que muchas veces las mismas personas que deberían protegerlos, como son sus padres o la policía, son los que utilizan más la violencia contra ellos.

Las únicas dos normas que rigen en el centro son la prohibición de tomar drogas y de emplear la violencia. Pero incluso saltarse estas reglas no significa que queden expulsados para siempre. Surekha tiene unos 11 años y por la tarde vende flores en los alrededores del río. Antes de acudir al Shradha Balangan se comportaba de manera muy violenta y era adicta a inhalar un líquido corrector de escritura. Desde que acude al centro durante el día, la pequeña ha vuelto a vivir con su familia, está dejando su adicción y aprendiendo a controlar su carácter. “Me dicen que si tomo la sustancia blanqueadora me haré agujeros, así que lo dejo, estoy tratando de dejarlo, aunque a veces me dan ganas de tomarlo”, explica Surekha.

Muchos de estos chicos no son huérfanos pero sus familias no pueden o no saben cómo hacerse cargo de ellos. INTERVIDA trabaja también con los padres realizando sesiones en las que les aconseja nuevas maneras de encarar la relación con sus hijos.