No hay suficientes médicos en las cárceles
Según los datos de la DGIP habría un médico por cada 155 presos y un especialista para cada 664, cifras que no parecerían muy escandalosas si las comparáramos con el resto de la población: uno por cada 1.412 ciudadanos. Sin embargo, la principal diferencia reside en que los porcentajes de enfermedades dentro de las cárceles, que se incrementan notablemente respecto a las que se dan en la calle.
Los infectados por el VIH en España ascienden a un 0,33%, entre los reclusos es un 21%, lo mismo sucede con la hepatitis C, un 1,7% estatal frente al 47,6% de los afectados en prisión.
La principal solución sería incrementar el salario y condiciones de los que optan por plazas de médicos en prisión o que terminen siendo efectivos los acuerdos que se han empezado a llevar a cabo con algunas autonomías por los que los especialistas se trasladan a la cárcel, ya que tampoco hay suficientes agentes que puedan acompañar a los enfermos a los hospitales.
A las enfermedades infecciosas graves habría que sumar también los trastornos mentales, que afectan al 40% de los internos y tan solo tres centros penitenciarios ofrecen instalaciones adecuadas.