SOS de un pueblo indígena para salvar a sus familiares de la extinción
Algunos miembros del pueblo indígena ayoreo-totobiegosode, del oeste de Paraguay, han sido obligados a abandonar el bosque en las últimas décadas, pero otros siguen escondidos en una zona de bosque que se hace más pequeña cada día.
Evitan todo contacto con el mundo exterior y siempre están huyendo de las excavadoras que penetran en su último refugio. En los últimos años se han encontrado varias de sus casas abandonadas.
Una importante empresa ganadera brasileña, Yaguarete Pora, ha comprado parte de la zona. Ya habían destruido unas 3.000 hectáreas de bosque cuando las autoridades paraguayas detuvieron sus excavadoras en mayo de este año. Las autoridades los acusaron de no hacer público que existían indígenas no contactados vulnerables en esa área.
Ahora, tras una intensa presión política de los ganaderos para que se les permita volver, dos líderes ayoreo, Gabide Etacori y Porai Picanerai, han lanzado un llamamiento público urgente: “Estamos muy preocupados porque Yaguarete Pora no quiere negociar ni con nosotros ni con el Gobierno paraguayo para darnos… la tierra que es el lugar más importante para nuestro pueblo”.
“Os pedimos… que nos ayudéis a garantizar que la tierra será protegida para que las excavadoras no entren y para que no les den licencias para destruir nuestro bosque”.
Los ayoreo llevan desde 1993 intentando obtener el título de propiedad sobre sus tierras.
Survival International ha escrito a INDI, el Instituto Indígena Paraguayo, exigiendo que actúe de inmediato para evitar más destrucción. También ha lanzado una campaña publicitaria internacional para llamar la atención sobre la grave situación a la que se enfrentan los ayoreo, uno de los últimos pueblos indígenas no contactados de Latinoamérica. El anuncio muestra la tierra desnuda que ha sido talada y apisonada para dar paso a los ranchos de ganado.
Según manifestaron hoy fuentes internas a Survival: “Yaguarete ha ignorado persistentemente las peticiones de los ayoreo para que se mantengan fuera de su tierra ancestral. Ya es hora de que el Gobierno de Paraguay cumpla con su deber de proteger a sus ciudadanos más vulnerables, que desean desesperadamente que se les deje en paz. Este pueblo indígena ha esperado 17 años por una tierra que es suya por derecho; pronto, puede que no quede ninguna tierra que defender”.
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