Una furgoneta llena de cultura para los más pequeños
Los niños abandonados que viven en las calles de la ciudad de Kampala en Uganda ahora tienen acceso a la cultura. Gracias al proyecto dirigido por un arquitecto de 30 años, un cooperante también italiano y una joven ugandesa ha surgido Matatart, una furgoneta que se ha convertido en un nuevo espacio cultural para desplazarse por los suburbios de la capital del país. El nombre de la iniciativa surgió de la fusión entre matatu, las furgonetas que funcionan como taxis, y la palabra arte en inglés “art”.
Los datos ofrecidos por Unicef estimaban que en Uganda hay en torno a 100.000 menores que viven y trabajan en la calle. Unas cifras preocupantes para los miembros de las organizaciones que realizan proyectos en el país. Matarat ofrece un servicio gratuito para que los niños puedan entrar en la furgoneta, coger libros, leer, pintar, escribir y escuchar música.
El principal objetivo es que los niños no pierdan el interés por la cultura y aprendan a leer, a escribir y a pintar desarrollando todas sus capacidades artísticas y creativas culturales. Las paredes de los principales refugios se han convertido en los lienzos de los pequeños donde decoran a su gusto los lugares en los que tienen que crecer hasta hacerse mayores.
En las clases de pinturas, los profesores advierten antes a los pequeños acerca del uso de la pintura, que contiene una base de sosa que puede ser perjudicial para la salud por lo que deben utilizarla bajo sus instrucciones y así poder utilizar las propias manos o lo que deseen y comience su labor artística
También cuentan con actividades musicales donde pueden acudir a escuchar la misma, o a tocar algún instrumento con el que pasar un buen rato con otros compañeros y llenar el ambiente de energía positiva.
Más de la mitad de la población de la ciudad son menores de edad y un 56% ha terminado la educación primaria. El objetivo es que los pequeños no pierdan el interés por aprender y que no se les marginen a pesar de no estar escolarizados.